Mucho se ha escrito sobre la identidad de esta enigmática figura sentada pintada a carboncillo que muy probablemente se deba a uno de los mas grandes artísticas del renacimiento español: Alonso Cano. Custodiada en los depósitos del Museo de El Prado ha sido objeto de apasionados debates entre los estudiosos del arte pero podemos concluir que hoy existe un gran consenso en identificar a la misteriosa dama como la reina Isabel La Católica.

Es de sobra conocido que Alonso Cano se trasladó a Madrid en 1638 para trabajar en la corte, la invitación del Conde Duque de Olivares a instancias de Velázquez pone de manifiesto la estima en la que es tenido el artista granadino en los ambientes cortesanos. De entre los encargos que recibe en esta época destaca una serie de pinturas de reyes de España para decorar el Alcázar, uno de estos reyes (sin identificar) se conserva en el Museo de El Prado, pero por desgracia otras pinturas como un retrato doble de los Reyes Católicos fueron perdidas para siempre en el pavoroso y famoso incendio que devoró el alcázar madrileño.

Si nos fijamos en nuestro retrato, a la derecha de la composición aparece una mujer sentada en lo que parece ser una escena de interior. La figura aparece vestida con un traje historicista y un tocado en la cabeza que parece recordar al que lleva la reina Isabel en el célebre retrato de Juan de Flandes. Las manos aparecen descansando sobre su regazo y parece esbozarse un trono. Todo ello hace sugerir su relación con las pinturas de reyes españoles pintados para el citado Alcázar y bien podría ser esta figura un boceto elaborado por Alonso Cano para su retrato de los Reyes Católicos.
En conclusión, nos encontramos ante otra imagen más de la gran cantidad de representaciones que la historia del arte nos ha dejado sobre la reina castellana.