En los convulsos años de la revuelta comunera en Castilla, la Colegiata de Medina del Campo contó con dos abades que abrazaron las propuestas comuneras y se enfrentaron al poder real, hoy analizamos la figura de los abades comuneros de San Antolín.

Mucho se ha escrito del famoso incendio de Medina del Campo en la guerra de las comunidades y la participación de los ciudadanos de la villa de las ferias en la revuelta y siempre aparece en la documentación la figura del abad de la Colegiata al frente, posicionado sin duda en el bando comunero. Tradicionalmente siempre hemos puesto nombre a este abad: Alonso García del Rincón muy probablemente porque a él se debe la obra del famoso balcón de la Virgen del Pópulo y es este nombre el que figura en el Edicto del Worms en 1520. No obstante, si escudriñamos la documentación, en alguna que otra ocasión se menciona a otro abab: Micier Bernardino. El problema es que en las fuentes más antiguas sólo se habla del abad de la Colegiata sin ninguna otra especificación ¿qué ocurre entonces?

El origen de este embrollo debemos buscarlo en el 1507, en esta fecha se debía elegir a un nuevo abad para la Colegiata y se presentaron dos candidatos: Micier Bernardino Gutiérrez y Alonso García del Rincón. Las crónicas dicen que el resultado fue dudoso pero al no encontrarse Bernardino en Medina del Campo ocupó el cargo Alonso García del Rincón. No obstante Bernardino y sus partidarios pleitearon contra Alonso durante años hasta que finalmente jueces eclesiásticos dan la razón a Micer Bernardino, ejerciendo desde 1519 como abad de la Colegiata a todos los efectos. Dicho lo cual, podemos desentrañar en qué momentos de la aventura comunera al mencionarse al abad de la Colegiata se habla de uno u otro personaje.

Carlos I por Bernad Van Orley, hacia 1515.

Así pues, cuando en enero de 1520 diferentes clérigos claman contra la llegada de flamencos y en Medina del Campo son apoyados sus sermones por el abad colegial, las crónicas se refieren a Micer Bernardino y cuando se produce el famoso incendio de la villa y una y otra vez los cronistas señalan a Luis de Quintanilla y al abad de San Antolín al frente de los comuneros medinenses de nuevo estaríamos hablando de Bernardino. Las crónicas hablan del carácter belicoso del abad y suponemos que por ello en alguna refriega debió morir por lo que a partir de entonces ya sólo se señala al abad Alonso García del Rincón que debió asumir por tanto al cargo tras la muerte de Bernardino.

A la vista de los alcances de la revuelta comunera el rey Carlos I desde la ciudad alemana de Worms firma un edicto exponiendo los graves hechos acontecidos en Castilla en su ausencia y ordena a las autoridades castellanas proceder contra 260 comuneros considerados cabecillas del movimiento. Entre estos 260 señalados aparece Alonso García del Rincón identificado además como abad de la Colegiata de San Antolín, como decíamos líneas más arriba Bernandino ya había fallecido.

A partir de entonces encontramos a Alonso García, repitiendo el esquema de otros tantos comuneros que sobrevivieron a la derrota de Villalar: instancias y más instancia intentando ser perdonados por el rey Carlos y las autoridades castellanas. Sabemos que estuvo recluido o apartado en diferentes monasterios lo cual no le impidió ver terminado el bello balcón de Nuestra Señora del Pópulo en 1523, finalizando una obra que había comenzado en 1516, antes por tanto de que las autoridades eclesiásticas le apartaran de su cargo en favor de Bernardino.

En resumidas cuentas, sí que es interesante indicar que se hable de uno u otro abad lo que parece más que claro es la igualdad de criterio que unió a ambos ante la revuelta comunera. Al igual que un gran número de clérigos estos abades utilizaron sus púlpitos y preeminencia social para posicionarse en el tablero político castellano en el bando comunero, muchos eclesiásticos terminaron salvando sus vidas por su condición de clérigos como Alonso García, pero a otros ni tan siquiera les valió esto como fue el caso del célebre Obispo Acuña que fue ejecutado en Simancas. No obstante, las cosas para estos antiguos comuneros no les acabaron de ir bien del todo sirva como muestra que, aunque Alonso García mantuvo el título de Abad de la Colegiata de San Antolín hasta el final de sus días, acabó muriendo en el exilio italiano sin poder ejercer su ministerio en su villa, la que había sido uno de los epicentros de la revuelta.

Balcón de Nuestra Señora del Pópulo de la Colegiata de San Antolín mandado construir por el abad Alonso García del Rincón en el que se aprecia su escudo de armas sustentado por dos angelotes.

Por Felipe López Pérez.

Historiador del Arte y gestor cultural.

Catedral de Worms, en esta ciudad alemana Carlos I redacto en 1520 el edicto que señalaba a los 260 cabecillas comuneros que debían responder sobre su participación en la revuelta.

Bibliografía:

PÉREZ, Joseph. Los comuneros. Madrid. La esfera de los libros, 2001

LORENZO SANZ, Eufemio (coord.). Historia de Medina del Campo y su historia. Nacimiento y expansión. Diputación de Valladolid, 1986.

DE LA CRUZ, Engel. Comuneros, la revolución de Castilla. Almuzara, 2022

ARIAS MARTÍNEZ, Manuel; HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio; SANCHEZ DEL BARRIO, Antonio. Catálogo monumental de la provincia de Valladolid. Medina del Campo. Tomo XIX. Diputación de Valladolid, 2004.